Sal marina, un producto 100% ecológico

Cada 1 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Ecología, una efeméride que tiene el propósito de concienciar a nivel global sobre la importancia de proteger y preservar el medio ambiente. Coincidiendo con esta fecha, se promueven en todo el mundo acciones destinadas a promover prácticas sostenibles, la conservación de la biodiversidad y la adopción de medidas para abordar los desafíos ambientales que enfrenta nuestro planeta, desde el cambio climático hasta la pérdida de hábitat.

Aprovechando esta efeméride tan especial, queremos recordar que en enero de 2022 entró en vigor el Reglamento Europeo 2018/848 sobre producción ecológica y etiquetado de productos ecológicos, que por primera vez incluyó la sal marina como un producto que puede certificarse como ecológico. Esta inclusión se justifica porque, como establece el reglamento, «puede producirse utilizando técnicas naturales y su producción contribuye al desarrollo de las zonas rurales, en consonancia con los objetivos del reglamento».

¿Por qué la sal marina es considerada ecológica?

 Hace ya un tiempo publicamos en nuestro blog el posicionamiento de nuestra asociación con respecto al informe del EGTOP, recomendando las normas de producción de sal ecológica que debería contemplar el Reglamento Europeo sobre Producción Ecológica. Nuestro posicionamiento se basó en la convicción de que la sal que se produce en nuestras salinas marinas Sí es una sal ecológica por tres razones fundamentales:

  1. Porque tiene un origen natural: Como su nombre indica, la sal marina se origina a partir del agua del mar.
  2. Porque su producción es 100% verde y sostenible: Cabe recordar que, para producir sal marina, un proceso basado en la evaporación de agua del mar en lagunas de gran extensión y poca profundidad, sólo hace falta una materia prima: la citada agua del mar; y dos fuentes de energía: el sol y el viento.
  3. Porque las salinas marinas son generadoras de ecosistemas y biodiversidad: No nos cansaremos de reivindicar la extraordinaria relación bidireccional que mantiene la industria salinera con la naturaleza. Y es que el proceso de producción de sal marina crea un ecosistema maravilloso que a su vez retroalimenta la producción salina, creando así una simbiosis perfecta entre industria y naturaleza, de forma que la una sin la otra no existiría. El trabajo salinero, contribuye por tanto a la preservación de la fauna y la flora autóctonas y es, por sí solo, una garantía de conservación de la biodiversidad y de preservación y enriquecimiento del medio ambiente. No hay que olvidar en este sentido, por cierto, que las cinco salineras marinas que forman SALIMAR (Marítima de Sales, Infosa, Salinas d’Es Trenc, Salinera Española y Bras del Port) están ubicadas en preciosos parajes protegidos por su condición de Parques Naturales.