Salinas marinas, paraíso de la vida silvestre

El 3 de marzo se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre, una efeméride que brinda la ocasión de celebrar la belleza y la variedad de la flora y la fauna salvajes, crear conciencia sobre la multitud de beneficios que aportan y la necesidad urgente de combatir los delitos contra el medio ambiente y la disminución de especies a causa de la actividad humana, que acarrean consecuencias negativas de gran alcance en el ámbito económico, medioambiental y social.

Este año la efeméride se celebra bajo el lema «Conectar a las Personas y al Planeta: Explorando la Innovación Digital en la Conservación de la Vida Silvestre», que quiere destacar cómo las tecnologías y los servicios de conservación digital pueden impulsar la protección de la vida silvestre, el comercio sostenible y legal de especies y la coexistencia entre humanos y animales.

De este último aspecto, el de la coexistencia entre animales y humanos, sabemos mucho en las salinas marinas españolas. No en vano, en nuestras salinas se da un proceso simbiótico maravilloso entre naturaleza e industria que genera ecosistemas que ayudan a mantener la biodiversidad y el equilibrio entre seres humanos, flora, fauna y economía.

Tanto es así que nuestro producto, la sal marina, no sería posible sin la acción e interacción de distintos seres vivos, incluyendo los más pequeños microorganismos (así lo explicamos el un post sobre el ciclo de la vida de las salinas).

Pero es que, además, el proceso de producción totalmente natural de la sal marina es, como decíamos, un ejemplo único de simbiosis entre naturaleza e industria, ya que ayuda a generar y preservar ecosistemas de gran biodiversidad y elevado valor ecológico en los que numerosas especies de aves, peces, plantas e invertebrados, entre otros, coexisten en total libertad y de forma absolutamente silvestre.

Especialmente llamativo en ese sentido es el apartado de las aves. Cabe recordar que todas las salinas marinas que forman parte de Salimar están ubicadas en preciosos parajes con categoría de Parque Natural y consideradas como Zonas de Especial Protección para las AVES (ZEPA). Esto hace que un gran número de aves -algunas, incluso, en peligro de extinción- elijan las salinas marinas como hábitat temporal o permanente, lo que convierte a nuestros espacios naturales en auténticos paraísos para los amantes del avistamiento de aves. Ejemplo de ellas son, entre muchas otras, los flamencos, las diferentes especies de garzas, gaviotas, los cormoranes, las cigüeñelas, las avocetas, los chorlitejos o los correlimos o somormujos, que conviven durante varios meses al año en perfecta simbiosis con el trabajo salinero.