Por qué las aves migratorias eligen las salinas marinas como hábitat temporal o permanente

Como hemos recalcado en numerosas ocasiones en este espacio, las salinas marinas son un ejemplo único de simbiosis entre naturaleza e industria, ya que el trabajo salinero ayuda a generar y preservar ecosistemas de gran biodiversidad y elevado valor ecológico en los que numerosas especies de aves, peces, plantas e invertebrados, entre otros, coexisten.

Hoy, aprovechando que mañana se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias, queremos centrar nuestra atención en la avifauna que habita en las salinas marinas. Y es que, el hecho de que las salinas marinas se hayan convertido en reservorios de las aves migratorias no es casualidad, ya que a un entorno único promovido por la simbiosis entre naturaleza e industria se une otro aspecto fundamental: que la localización geográfica de la mayoría de salinas marítimas coincide con rutas migratorias de aves que encuentran en los parajes de las salinas un hábitat inigualable para resistir a los duros inviernos de otras latitudes y así poder reproducirse, alimentarse y descansar.

Un ejemplo paradigmático son los flamencos, una de las aves más icónicas que se pueden observar de cerca en las salinas marinas y, por supuesto, uno de los objetivos habituales de los flashes fotográficos. Los flamencos han desarrollado un conjunto de adaptaciones fisiológicas y anatómicas que les permiten explorar con mucho éxito los hábitats de las salinas sin encontrar apenas competencia, de ahí que hayan hecho estos espacios muy suyos. Algunas colonias, incluso, se han convertido en estables pausando por periodos largos de tiempo sus migraciones.

Pero no son las únicas especies de aves que migran hasta nuestros parajes. Ni mucho menos. Éstas se cuentan por decenas, lo que supone un espectáculo único para cualquier amante de la avifauna, que puede disfrutar en un mismo espacio de un ecosistema riquísimo en aves. Ejemplo de ellas son, entre muchas otras, las diferentes especies de garzas, gaviotas, cormoranes, cigüeñelas, avocetas, chorlitejos, correlimos o somormujos, que conviven durante varios meses al año en perfecta simbiosis con nuestro trabajo salinero.

Las salinas marinas, refugio para aves en peligro de extinción

Como nos decía en una entrevista en este mismo blog Ana Carricondo, coordinadora de programas de conservación de SEO/BirdLife, las salinas marinas ofrecen a muchas aves un hábitat alternativo al costero, cada vez más reducido: “En las últimas décadas, por los efectos del cambio climático y por la degradación de la costa por la ocupación urbana, se han ido perdiendo muchos ecosistemas litorales. En ese sentido, las salinas han jugado un papel importantísimo como refugio u hogar secundario para muchas especies que no sólo vienen para pasar el invierno, sino que incluso vienen en verano para escapar del calor africano”.

Carricondo añadía en la entrevista que no existe un conocimiento real entre la sociedad de la importancia que tienen los ecosistemas creados y mantenidos por las salinas marinas. Cómo hábitat de muchas aves, por supuesto, pero también como espacio en el que otras especies de aves encuentran un lugar en el que crecer y reproducirse mientras dejan atrás el cartel de “peligro de extinción” que las acompaña. Varios ejemplos recientes dan fe de ello: desde el aumento considerable de la población de la gaviota picofina en las Salinas de Santa Pola, donde realizan su trabajo nuestros compañeros de Bras del Port; hasta la conservación en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, donde está asentada la salina marina de nuestros asociados de Marítima de Sales, del chorlitejo patinegro, una pequeña ave limícola amenazada que cuenta con una destacada presencia en el Parque Bahía de Cádiz, así como en otras salinas marinas españolas.