10 Dic Tres mentiras con las que se intenta atacar a la sal marina
La sal marina ha sido considerada un tesoro preciado desde que más de 2.000 años antes de Cristo empezase a ser utilizada como condimento alimentario y como producto indispensable para la conservación de alimentos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, desde algunos sectores se ha atacado y denostado a la sal al asociar mediante informaciones falsas, interesadas y tergiversadas los riesgos de su consumo a los del azúcar refinado o el alcohol.
Como asociación que agrupa a los principales productores de sal marina de España, en Salimar nos hemos marcado un objetivo, que pasa por dar a conocer a la población las verdades de la sal marina, con estudios y datos objetivos. En ese sentido, nos hemos marcado tres líneas de actuación en base a tres argumentos falsos que se leen y escuchan a menudo cuando se trata de denostar a la sal marina.
“La sal marina es mala para la salud”
Falso. Todo lo contrario. Así lo explicábamos en un post reciente. La sal marina es indispensable para la vida. Es decir, no sólo es beneficiosa para la salud por su alto contenido en minerales y oligoelementos saludables, sino que es necesaria para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Así que no se trata de erradicar el consumo de sal, sino de moderar el mismo, ya que tanto el exceso como el defecto del consumo de sal son perjudiciales para la salud. En ese sentido, desde Salimar nos remitimos a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estipula un consumo medio máximo de 5 gramos de sal al día enmarcado en una dieta saludable basada principalmente en alimentos vegetales. No podemos demonizar un alimento vital para nuestra supervivencia.
“La sal marina está refinada”
Falso. Estamos ante una muestra evidente de la errónea asociación entre sal marina y azúcar. Al contrario de lo que sucede con el azúcar, la sal marina es blanca de forma natural, así que en este caso no se puede asociar el color o el aspecto de la sal marina a ningún proceso industrial o tratamiento químico. La sal marina que se puede encontrar en los lineales de cualquier supermercado es exactamente la misma que ha cristalizado en nuestras salinas, solo que lavada, secada y separada en función del tamaño del grano. Nada más. Solo en algún caso, si así lo solicita un determinado cliente, se le puede añadir a la sal marina algún aditivo para evitar su apelmazamiento, pero la sal marina que se consume en casa es un producto 100% natural.
“La sal marina es peligrosa porque contiene muchos microplásticos”
Falso. En los últimos años, con el incremento (necesario, por otra parte) de la conciencia medioambiental, no ha sido extraño que los medios de comunicación se hayan hecho eco de este problema a partir de un análisis que se realizó en diversas sales marinas que presentaban diferentes cantidades de microplásticos en su composición. No vamos a negar que la contaminación por partículas de plásticos de pequeño tamaño es un problema ambiental global que, por otra parte, no afecta únicamente a los mares. Así, en los últimos tiempos, numerosos estudios han demostrado que estas partículas tienen presencia en el agua corriente, la tierra, el aire y en todo tipo de alimentos. También, por supuesto, en la sal marina. No obstante, la presencia de estos microplásticos en la sal marina es ínfima si lo comparamos con otros alimentos como el marisco, el agua corriente, la cerveza, la miel, etc, que han sido objeto de estudios científicos en los últimos años que demuestran su abundante afectación por estas pequeñas partículas. En todo caso, y pese a ello, como asociación somos conscientes de que es fundamental unir esfuerzos y concienciar a la sociedad sobre el consumo de plástico y su reutilización y reciclaje.