Sal marina (en las cantidades recomendadas) para una buena alimentación

La sal marina es un condimento alimentario formado por cloruro de sodio, un compuesto que nuestro organismo necesita para la transmisión de impulsos nerviosos y que permite la respuesta correcta de los músculos ante los estímulos. También ayuda a mantener el equilibrio de los líquidos corporales dentro y fuera de las células (homeostasis), y controla la cantidad de agua del cuerpo, manteniendo estable el PH de la sangre manteniendo y garantizando la hidratación. Además, la sal marina, por su accesibilidad (al final es un producto que está en cualquier despensa), es un vehículo idóneo para aportar a poblaciones vulnerables nutrientes como el yodo o el flúor.

La edad, el sexo, el peso y el estado de salud pueden hacer variar la cantidad de sal necesaria para nuestro organismo pero, en líneas generales, las instituciones sanitarias internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan un consumo medio máximo de 5 gramos de sal al día, lo que equivale a una cucharadita de las de café llena; y enmarcar su consumo en una dieta saludable basada principalmente en alimentos vegetales.

Y es que la sal es indispensable para la vida siempre y cuando no se consuma en exceso, ya que nuestro cuerpo sólo necesita pequeñas cantidades para funcionar de manera adecuada. Así lo reconocía en una entrevista la reconocida endocrinóloga Paloma Gil: “el sodio de la sal es tan necesario como otros minerales para nuestra salud”. Y así lo corroboran distintos estudios científicos, que han demostrado que las dietas bajas se asocian con un aumento de la resistencia a la insulina en sujetos sanos, que en última instancia podría derivar en el desarrollo de enfermedades como las cardiovasculares o la Diabetes tipo II; y también con un mayor riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares y de hospitalización por insuficiencia cardíaca.

Día Mundial de la Alimentación

El 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, una efeméride que en esta ocasión se conmemora bajo el lema “Nuestras acciones son nuestro futuro”, un eslógan que quiere hacer hincapié en una idea: que los alimentos que elegimos y su forma de consumo afectan a nuestra salud y a la de nuestro planeta.

En ese sentido, la sal marina no sólo es un ingrediente imprescindible para la vida, sino que su elección -por delante de otro tipo de sales- es también un acto de reivindicación. Cabe recordar al respecto que la sal marina se obtiene sin ningún tipo de proceso químico que altere su naturaleza y composición química original, lo que afecta de forma notable al producto final, y que hablamos de un ingrediente que se obtiene gracias a la confluencia de tres elementos como son el agua del mar, el sol y el viento. Esos datos, unidos al hecho de que la producción de sal marina se produce en extensos humedales que contribuyen a la creación de ecosistemas de gran valor ecológico en los que numerosas especies de aves, peces, plantas e invertebrados, entre otros, coexisten, convierten a la sal marina en un producto 100% sostenible y con conciencia medioambiental.

Y es que apostar por la sal marina es apostar por la salud y también por nuestro futuro.