Las salinas marinas: Una actividad minera con corazón agrícola

Desde Salimar nos queremos sumar hoy a la celebración del Día Mundial de la Agricultura, una actividad de gran importancia y que consideramos fundamental para el desarrollo sostenible de nuestro planeta. ¡Que se note que tenemos el corazón agrícola!

Al ser un mineral, la producción de sal está considerada como una actividad minera. Sin embargo, el proceso de producción de la sal marina está mucho más próximo a la agricultura que a lo que en nuestro imaginario colectivo entendemos por el concepto de “actividad minera”. Tanto es así que, sin ir más lejos, en la recolección de sal marina se habla en términos de “cosechas”. Una palabra que asociamos irremediablemente con los procesos de producción agrícolas, marcados por unos tiempos específicos (como también ocurre con la sal marina) que nos permiten hablar, por ejemplo, de frutas y verduras de temporada.

Paralelismos entre el mundo agrícola y la producción de sal marina

Además de compartir una terminología común, la actividad de las salinas marítimas, al igual que la labor agrícola, depende inexorablemente de las condiciones atmosféricas ya que fuertes lluvias concentradas en poco tiempo pueden estropear las cosechas y disminuir la producción de sal marina.

Otro nexo habitual entre la agricultura y la producción salinera próxima a los litorales es la difusión intergeneracional de conocimientos (a veces centenarios). De esta manera, algunas técnicas y herramientas pasan de padres a hijos, configurando un conocimiento valioso que sienta las bases de los oficios tradicionales.

El proceso de producción de la sal marina y su idiosincrasia

La producción de sal marina es un proceso totalmente natural que se basa en la evaporación de agua del mar en lagunas de gran extensión y poca profundidad que están conectadas entre sí y que se nutren del agua del mar.

En este proceso de evaporación hay dos elementos que juegan un papel fundamental: por un lado, el sol, que actúa como calentador del agua; y, por otro, el viento, que retira el vapor de agua que se eleva sobre las lagunas. Esta interacción entre ambos elementos naturales produce una cristalización de la sal marina en la superficie, que se va depositando en el fondo, donde forma una dura capa. Ya solo nos queda recogerla durante la cosecha de la sal, que normalmente se lleva a cabo durante los meses de agosto y septiembre, los meses de “la temporada de la sal”.

La particularidad de las salinas marinas es su capacidad para compatibilizar la actividad del hombre con la naturaleza en una simbiosis única en la que la una y la otra se ayudan mutuamente. El mantenimiento de la capa de agua salada durante todo el año posibilita el establecimiento de ecosistemas en los que habitan numerosas especies de aves, peces, plantas, invertebrados y microorganismos. A su vez, la presencia de estos seres propicia la producción de sal marina, como os comentábamos en otra entrada del blog.