06 Oct Las aves migratorias dan un “me gusta” a las salinas marinas
Como decía en una entrevista Ana Carricondo, coordinadora de programas de conservación de SEO/BirdLife, “no hay un conocimiento real de la importancia que tienen” las salinas marinas como espacios de la red de sitios que las aves tienen distribuidos a lo largo de sus rutas migratorias para la cría, la alimentación, el descanso y la hibernación. En ese sentido, y debido a los efectos del cambio climático y de la degradación de la costa por la ocupación urbana, que ha derivado en la pérdida de muchos hábitats costero, Carricondo destacaba que las salinas marinas “han jugado un papel importantísimo como refugio o hábitat secundario para muchas especies que no sólo vienen para pasar el invierno, sino que incluso vienen en verano para escapar del calor africano. Las salinas ofrecen un hábitat alternativo al hábitat natural costero, que cada vez es más pequeño”.
Siguiendo la estela de las palabras de la experta de SEO/BirdLife y con motivo de la celebración del Día Mundial de las Aves Migratorias (9 de octubre), desde Salimar queremos reivindicar una vez más nuestras salinas marinas como entornos únicos para las aves migratorias. No en vano, la localización geográfica de la mayoría de salinas marítimas coincide con rutas migratorias de aves que encuentran en los parajes de las salinas un hábitat inigualable para resistir a los duros inviernos de otras latitudes y así poder reproducirse, alimentarse y descansar.
Como siempre decimos, un ejemplo paradigmático de estas aves migratorias son los flamencos, que son con total seguridad una de las aves más icónicas que se pueden observar de cerca en las salinas marinas. Tanto les gusta a los flamencos los hábitats que les ofrecen las salinas marinas que han desarrollado un conjunto de adaptaciones fisiológicas y anatómicas que les permiten explorar con mucho éxito estos hábitats sin encontrar apenas competencia, de ahí que hayan hecho estos espacios muy suyos y que, incluso, algunas colonias se han convertido en estables pausando por periodos largos de tiempo sus migraciones.
Pero no son las únicas especies de aves que migran hasta los parajes de las salinas marinas españolas. Ni mucho menos. Éstas se cuentan por decenas, lo que supone un espectáculo único para cualquier amante de la avifauna, que puede disfrutar en un mismo espacio de un ecosistema riquísimo en aves. Ejemplo de ellas son, entre muchas otras, las diferentes especies de garzas, gaviotas, cormoranes, cigüeñelas, avocetas, chorlitejos, correlimos o somormujos, que conviven durante varios meses al año en perfecta simbiosis con nuestro trabajo salinero.
Un refugio para aves en peligro de extinción
Además de espacio ideal para muchas aves migratorias, las salinas marinas también son un hábitat y un refugio para otras especies de aves que encuentran en nuestros entornos un lugar en el que crecer y reproducirse mientras dejan atrás el cartel de “peligro de extinción” que las acompaña.
En los últimos meses, como os comentábamos hace algunas semanas en un post de este blog, hemos encontrado dos ejemplos paradigmáticos en ese sentido. Por un lado, en las Salinas de Santa Pola, donde realizan su trabajo nuestros compañeros de Bras del Port, donde la gaviota picofina, declarada como Vulnerable en el Catálogo Valenciano de Especies Amenazadas de Fauna, incrementó notablemente su población en 2020 gracias a las condiciones ambientales de este espacio natural. Por otro, en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, donde está asentada la salina marina de nuestros compañeros de Marítima de Sales, se produjo hace escasos meses el anillamiento del chorlitejo patinegro, una pequeña ave limícola amenazada que cuenta con una destacada presencia en el Parque Bahía de Cádiz, así como en otras salinas marinas españolas.