Cuatro productos sorprendentes que ganan mucho con una pizca de sal marina

Además de ser un alimento indispensable para la vida, la sal marina es un potenciador de sabor 100% natural que utilizamos a menudo para sazonar y potenciar el sabor de nuestros platos. Tenemos claro ese potencial en el caso de alimentos como guisos, patatas fritas o un filete de ternera, por poner solo algunos ejemplos. Sin embargo, se nos pasa por alto que una pizca de sal marina también puede mejorar y potenciar el sabor de otros muchos alimentos que a lo mejor en un principio no asociamos con la sal. ¿Listos para tomar nota de algunos de ellos? Os animamos a probarlos con una pizca de sal. ¡Luego nos contáis la experiencia!

Café: No siempre tenemos a nuestro alcance un buen café. Es más, muchas veces, por desconocimiento o por prisas, acabamos recurriendo a cafés mediocres y amargos. Por eso echamos mano con facilidad de la leche o el azúcar para mitigar esa amargura. La sal marina, puede ser en esos casos un ingrediente más a considerar, ya que tiene la capacidad de reducir el amargor del café y hacerlo más apetecible y palatable.

Chocolate y caramelo: El auge del uso de la sal en la repostería es relativamente reciente y se ha producido sobre todo en las últimas décadas gracias especialmente a las creaciones de la alta repostería, donde se empezó a hacer uso de sales marinas gourmet como las escamas de sal para dotar de un acabado salado, potente y crocante a sus productos, sobre todo a aquellos con chocolate o caramelo. Esa mezcla de dulce y salado no sólo potencia el sabor dulce de estas creaciones reposteras, sino que, además, crea extraordinarios contrastes que hacen las delicias de los paladares más exquisitos.

Bizcochos: La sal marina, al contener magnesio (un compuesto higroscópico que atrae la humedad), evita que las masas se resequen rápido, ayudando a conservar durante más tiempo la esponjosidad de los bizcochos. Además, la sal marina también ayuda a conseguir migas más tiernas y suaves, pero a la vez también más consistentes. Esto se debe a que la sal tiene un impacto importante en el proceso de horneado, facilitando fermentaciones más lentas, uniformes y homogéneas. Por último, con su añadido a la masa, la sal marina contribuye a ese acabado exterior dorado, firme, crujiente y ligeramente caramelizado que hace la boca agua cuando vemos productos de repostería en los escaparates y mostradores de las pastelerías.

Cerveza: Si eres de aquellos que disfrutan del aroma de la cerveza, pero te cuesta digerir el sabor amargo que le da el lúpulo, tenemos una buena noticia para ti: humedeciendo un poco el borde del vaso e impregnándolo con un poco de sal marina, como ya se hace en el caso de determinados cócteles, al ingerir la cerveza percibirás un sabor mucho más intenso, pero a la vez menos amargo. El truco viene a ser el mismo que para el café y también es útil para cervezas de gama baja (que suelen ser más amargas) o para cervezas planas que necesitan un punto extra de sabor.