¿Sabías que una pizca de sal marina puede reducir la amargura de una taza de café?

No es difícil encontrar por la red noticias que relacionen a la sal marina con el café, así como el potencial de la primera para mejorar al segundo, sobre todo cuando éste no es de muy buena calidad. Sin embargo, esa relación ha adquirido más notoriedad en las últimas semanas debido a un vídeo de YouTube subido en el canal de James Hoffmann, un reconocido experto en café que cuenta en su canal con casi un millón de seguidores. Su vídeo, titulado The Magic of Salt in Coffee (La magia de la sal en el café), ha sido visto ya por más de un millón setecientas mil personas, lo que dice mucho del interés que ha despertado el tema.

Como explica el experto en el vídeo subido a YouTube, el salado es uno de los sabores básicos que detectan nuestras papilas gustativas. En ellas, debido a que la lengua tiene millones de receptores gustativos, los sabores pueden llegar a interactuar creando efectos sinérgicos. Seguro que más de una vez habéis dicho aquello de “es una explosión de sabores”. Pues bien, gracias a esa interacción, por ejemplo, la sal, aunque así dicho pueda resultar incomprensible, tiene la capacidad de ayudar a amplificar la dulzura de un alimento; e igualmente, también tiene la capacidad para mitigar o reducir la amargura de otros. Como el café, sin ir más lejos.

Afirma Hoffmann en el vídeo, y es algo en lo que todos estaremos de acuerdo, que uno de los grandes placeres del buen café es que éste tiene el punto correcto de amargura. Pasa algo parecido con las buenas cervezas y el buen chocolate. Sin embargo, no siempre tenemos a nuestro alcance un buen café. Es más, muchas veces, por desconocimiento o por prisas, acabamos recurriendo a cafés mediocres y amargos. Por eso echamos mano con facilidad de la leche o el azúcar para mitigar esa amargura.

La sal marina, según Hoffmann, puede ser en esos casos un aditivo más a considerar, ya que, como comentábamos antes, tiene la capacidad para reducir el amargor del café y hacerlo más apetecible.

Concretamente, en el vídeo, el experto realiza una prueba con un café instantáneo de precio bajísimo, que ya a priori, en su opinión, huele muy mal. Empieza comparando el sabor del café sin aditivos, con el sabor del mismo añadiéndole un gramo de sal en 200 mililitros de café. Para Hoffmann, esto mejora el sabor del café, pero queda demasiado salado. A continuación, hace lo propio añadiéndole 0,6 gramos de sal, lo que en su opinión mejora considerablemente el amargor y la sensación que deja el café en la boca.

Hecho el experimento, el experto recuerda que este truco seguramente no es necesario en un café de buena calidad, pero que la sal puede ser una alternativa sorprendente e interesante al azúcar en el caso de cafés más económicos, para reducir su amargura y hacerlos más agradables a nuestros paladares. ¿Os atrevéis a probar este truco de experto?