Baños de agua con sal marina para desinflamar los pies

Hemos hablado ya con anterioridad en nuestro blog de los beneficios de un baño relajante con sal marina, tanto para nuestra piel (gracias al poder desinfectante y antiséptico de la sal marina) como para nuestra salud mental. También de los beneficios de lavarse cada mañana la cara con agua con sal marina (entre ellas una piel más y mejor nutrida), así como de otros usos de la sal marina para el bienestar y la salud, entre otros su utilización como exfoliante natural gracias a la capacidad abrasiva de la sal marina, ideal para limpiar de forma profunda e intensa las impurezas de la piel.

Hoy, siguiendo esta línea, queremos compartir con todas y todos vosotros un nuevo truco con sal marina para mejorar nuestro bienestar y, más concretamente en este caso, el bienestar de nuestros pies.

Y es que nos pasamos en nuestro día a día mucho tiempo parados y de pie, nos pegamos largas caminatas a lo largo del día usando un calzado que no es precisamente el más idóneo, por lo que no es de extrañar que por la noche aparezcan dolores e inflamación en los pies, tobillos y piernas. Para contrarrestar estos efectos, pocas cosas más reconfortantes que dar a tu pies un baño de agua con sal marina.

¿Cómo? Muy sencillo. Necesitaremos dos barreños en los que nos quepan los pies. Uno lo llenaremos con agua tibia y el otro con agua fría y en ambos añadiremos media taza de sal marina y la removeremos bien hasta disolverla. ¿Hasta aquí todo en orden? Bien, pues ahora vamos a sumergir los pies durante 20 minutos en el barreño con agua tibia. Pasado ese tiempo haremos lo mismo durante otros 20 minutos en el barreño con agua fría. Después secaremos y, si puedes y quieres, podemos completar la rutina con un masaje con alguna crema hidrantante o aceite esencial.

El agua con sal marina tiene efectos antisépticos, analgésicos, antiinflamatorios, exfoliantes, hidrantes y, sobre todo, calmantes y relajantes sobre nuestra piel, así que es posible que tus pies estén ahora mismo en el séptimo cielo y que ya no te acuerdes de lo que te dolían hace apenas 45 minutos.

Repetir esta sencilla rutina a diario o los días en que más cansados y doloridos notes tus pies es una forma ideal para relajarse y para dedicar unos minutos al bienestar, que falta nos hace en mitad de la vorágine de estrés y carreras diarias.