Sal marina para potenciar el sabor y reducir la acidez de la fruta

Ya lo hemos comentado muchas veces en este mismo espacio: la sal marina es un potenciador único de sabores. Y como tal, no es de extrañar que también sirva para potenciar y hacer más intenso el sabor de las frutas que comemos.

A estas alturas, no es ninguna novedad. A los hechos nos remitimos. ¿Quién no ha probado en verano un clásico como el melón con jamón? ¿O quién no ha mezclado higos con algún queso salado? El principio que rige estos platos es el mismo que el que se esconde tras el añadido de una pizca de sal, por ejemplo, a una refrescante rodaja de sandía: que el producto salado sirva de potenciador del sabor del alimento dulce, generalmente una fruta.

Este “truco” es muy habitual, por ejemplo, en cocinas como la mexicana, donde es moneda corriente que frutas como el mango, la piña o la citada sandía se acompañen con sal e incluso con limón y chile en polvo. ¡Ándale!

Pero además de potenciar el sabor, la sal marina también puede servir para reducir la acidez de algunas frutas. ¿Habéis comido alguna vez una manzana verde de la variedad Granny Smith? Si es así, sabréis que son unas manzanas muy ácidas. Pues bien, añadiendo una pizca de sal a la manzana comprobaréis que su acidez es mucho menos punzante en la lengua y, por tanto, mucho más agradable al paladar.

Otros alimentos que ganan con la sal marina

La fruta no es, ni de lejos, el único alimento que sale ganando al añadirle una pizca de sal marina.

En el primer sentido, el de potenciar el sabor, hay, sin lugar a dudas, un ejemplo paradigmático: el chocolate. El auge del uso de la sal en la repostería es relativamente reciente y se ha producido sobre todo en las últimas décadas gracias especialmente a las creaciones de la alta repostería, donde se empezó a hacer uso de sales marinas gourmet como las escamas de sal para dotar de un acabado salado, potente y crocante a sus productos, sobre todo a aquellos con chocolate o caramelo. Esa mezcla de dulce y salado no sólo potencia el sabor dulce de estas creaciones reposteras, sino que, además, crea extraordinarios contrastes que hacen las delicias de los paladares más exquisitos.

En el segundo sentido, por su parte, son conocidos los ejemplos del café o la cerveza. En el primer caso, es habitual que recurramos a la leche o al azúcar para mitigar el amargor de un café mediocre y amargo. Sin embargo, la sal marina, puede ser en esos casos un ingrediente más a considerar, ya que tiene la capacidad de reducir el amargor del café y hacerlo más apetecible y palatable. En el segundo caso, el de la cerveza, pasa tres cuartas partes de lo mismo. Si eres de aquellos que disfrutan del aroma de la cerveza, pero les cuesta digerir el sabor amargo que le da el lúpulo, tenemos una buena noticia: humedeciendo un poco el borde del vaso e impregnándolo con un poco de sal marina, como ya se hace en el caso de determinados cócteles, al ingerir la cerveza percibirás un sabor mucho más intenso, pero a la vez menos amargo.