María García de la Fuente: “Los periodistas somos educadores ambientales de la población adulta”

La Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA) fue creada en 1994. En la actualidad reúne a más de 200 periodistas de toda España que ejercen su labor en el ámbito de la información sobre medio ambiente, un espacio tan amplio que, como asegura su presidenta, María García de la Fuente, “hay compañeros especializados incluso en energías renovables, en agua, en biodiversidad o en clima”. Pese a esa amplitud y su evidente importancia, el periodismo ambiental vivió en los primeros años 2000 una crisis de la que parece haberse recuperado. A lomos de la crisis climática y del cada vez mayor interés de la población, los medios digitales han dado un nuevo impulso a una especialidad periodística “fundamental a la hora de crear la conciencia ambiental necesaria para cambiar hábitos, algo muy importante en el proceso de transición ecológica al que nos enfrentamos”.

En Salimar hemos tenido la oportunidad de charlar con María García de la Fuente, presidenta de APIA, para hablar largo y tendido sobre periodismo ambiental. Como salinas marinas, ejemplo paradigmático de simbiosis entre industria y naturaleza, sabemos de primera mano de su importancia.

Desde 1994 hasta ahora tengo la sensación, no sé si equivocada, de que el periodismo ambiental ha ganado en importancia sin parar.

Lo cierto es que en esos años ’90 tuvimos una era dorada. Había muchas revistas especializadas en temas de biodiversidad y medioambiente. Además de Quercus, que es la decana, estaban también Biológica, La Tierra, Natura… Fue un momento muy bueno. Luego vino una crisis que condujo al cierre de muchas de estas revistas en papel y ahora vuelve a haber bastante impulso a los temas ambientales. Por una parte desde los medios nativos digitales que cuentan con secciones de medio ambiente o que incluso están especializados íntegramente en el tema; Por otro, porque a raíz de los efectos del cambio climático cada vez hay una mayor demanda social de información sobre estos temas, lo que ha provocado que florezcan otra vez las secciones especializadas en los medios tradicionales. Diario como El País o El Mundo han recuperado sus secciones de medio ambiente y les han dado un nuevo impulso, sobre todo en las versiones digitales.

Y que el periodismo ambiental gane importancia, ¿es una buena noticia o es el síntoma de que algo va mal?

Yo creo que es un síntoma de las dos cosas. De lo malo, por supuesto, porque estamos destruyendo una parte importante de la biodiversidad y del equilibrio natural de la tierra y eso nos está afectando a nivel de salud. Solo hay que ver la pandemia del coronavirus. Pero por otra parte es positivo, porque hubo una época en la que el periodismo ambiental parecía que sólo se ocupaba de catástrofes, mientras que ahora, sin embargo, hay muchas más noticias en positivo. Los medios, cada vez más, están ofreciendo a sus lectores alternativas más responsables y viables, buenos ejemplos a seguir, soluciones al cambio climático.

¿Cuáles son los mayores retos a los que se enfrenta la especialidad?

Los periodistas ambientales necesitamos un espacio que poco a poco vamos recuperando, porque lamentablemente, durante bastantes años, el medio ambiente no ha tenido el espacio necesario para ser explicado. Quizás de ahí viene también esa falta de sensibilidad ambiental que muestra muchas veces una parte de la población. Mi sensación es que, debido a esa falta de espacio, en muchas ocasiones hemos trasladado la parte bonita de los temas ambientales, nos hemos centrado en la anécdota, pero no hemos incidido en todo lo que estaba sucediendo por debajo y en todos los conflictos ambientales que ahora están empezando a florecer. Para los periodistas ambientales es importante tener un espacio de continuidad que nos permita dar una información rigurosa no solo cuando hay un incendio. Es obvio que lo tienes que contar, pero seguramente los problemas que han acabado en ese incendio vienen de antes.

En ese sentido, ¿es más necesaria que nunca la presencia de periodistas especializados en este ámbito?

Sí. En mi caso, si me ponen a hacer información de tribunales, me costaría bastante, porque no sé si quiera cuáles son los pasos que sigue un proceso legal. Eso mismo es lo que le ocurre a otros compañeros cuando tienen que hacer información ambiental. Al final tienes que dominar una serie de temáticas, tener una agenda, contar con unas fuentes reconocidas… Así que sí, hace falta especialización y, de hecho, cada vez que podemos pedimos que las Universidades ofrezcan esta especialización no sólo como optativa, sino como asignatura troncal. Es fundamental que cuando los estudiantes de periodismo abandonen la Universidad tengan las herramientas para poder escribir con rigor sobre medio ambiente.

Nos ha sorprendido que no nos hayas citado como retos las fake news o el movimiento negacionista.

El negacionismo cada vez lo veo menos como un reto. Creo que es un tema superado que no debe tener su reflejo en los medios porque realmente no es un debate social. Siempre quedarán personas que quieran defender lo indefendible, pero bueno, eso pasa en todos los ámbitos de la sociedad. El tema de las fake news sí que es un problema. Los periodistas nos hemos tenido que convertir en verificadores de información, lo que implica la necesidad de más tiempo de trabajo y recursos.

Hace poco se hacían públicos los resultados del Gripómetro. Según el mismo, los medios de comunicación han tenido este año una importancia enorme (más incluso que los profesionales de la salud) en el incremento de las tasas de vacunación contra la gripe. ¿Pueden jugar un papel similar los medios para concienciar sobre el cambio climático y otros problemas medioambientales?

Yo creo que sí. Los periodistas también somos educadores ambientales de la población adulta. Al fin y al cabo, a la mayor parte de la población adulta los temas ambientales les llegan a través de los medios de comunicación, así que nuestro trabajo es fundamental a la hora de crear esa conciencia ambiental necesaria para cambiar hábitos, algo muy importante en el proceso de transición ecológica al que nos enfrentamos.