Usos industriales de la sal marina: descalcificación

Aproximadamente un 25% de las 720.000 toneladas de sal marina que producen cada año las salinas marinas asociadas a Salimar se dedican al tratamiento de agua (alrededor de 180.000 toneladas). Ya abordamos en un post anterior uno de esos tratamientos de agua mediante la sal marina, la electrolisis salina, y ahora queremos centrar nuestra atención en otro tan o más importante, la descalcificación.

Y decimos que la descalcificación es muy importante porque vivimos en un país en el que en muchas regiones prima el agua dura e incluso muy dura, como sucede en provincias como Valencia o en Comunidades Autónomas como las Islas Baleares.

Fuente: OCU

Se considera que un agua es dura cuando tiene niveles superiores a 120 miligramos por litro de calcio y magnesio. Esta dureza tiene sus consecuencias, ya que produce un sabor desagradable en el agua, se acumula cal en tuberías y otros conductos, disminuye el flujo de agua y se crea un caldo de cultivo perfecto para la proliferación de bacterias.

La acumulación de cal, además, aumenta el consumo energético de los electrodomésticos que utilizan agua a altas temperaturas (lavadoras y lavavajillas), ya que para conseguir agua caliente, además de calentar la propia resistencia del electrodoméstico, es necesario calentar también la placa de cal acumulada. Si el agua tiene más dureza, además, los detergentes también son menos efectivos y hay que utilizarlos en mayor cantidad. Y a nivel de la salud de la piel y el cuero cabelludo, el agua dura tiende a producir más problemas de irritaciones y picores y a dejar el pelo más seco y sin brillo.

En ese contexto, vistas las consecuencias, es más fácil comprender el por qué de la importancia de la descalcificación.

Beneficios de la descalcificación

Gracias a la descalcificación del agua podemos obtener agua blanda a partir de agua dura mediante un proceso en el que la sal marina juega un papel fundamental. Los beneficios de la descalcificación son numerosos y se aprecian tanto a nivel doméstico como industrial.

A nivel doméstico, la descalcificación mejora el sabor del agua (lo que la hace más consumible) y, por tanto, ayuda a conservar mejor el sabor de los alimentos que son lavados con ella. Su impacto también se aprecia a nivel de salud, ya que a la hora de bañarnos o ducharnos el agua blanda cuida mejor de nuestra piel y garantiza su bienestar. Por último, descalcificar también tiene un impacto en los electrodomésticos que hacen uso del agua (lavadoras y lavavajillas, por ejemplo), ya que alarga su vida y mejora su eficiencia a la vez que permite ahorrar en detergentes y cuida mejor la ropa y los utensilios de cocina que lavamos con ellos.

Ese impacto en los electrodomésticos también se observa en la industria, ya que el agua blanda alarga la vida de los equipos industriales, reduciendo con ello los costes de mantenimiento y permitiendo un importante ahorro energético.

Cómo es el proceso de descalcificación

Los aparatos descalcificadores contienen en su interior un tanque con perlas de resina. Para que esa resina funcione hacen falta iones de sodio provenientes de la sal. De ahí la importancia del añadido de sal marina al descalcificador.

Esa sal se convierte en iones de sodio que son atrapados por la resina. Al pasar ciclos de agua dura, se produce un proceso conocido como intercambio iónico por el que la resina suelta los iones sodio y atrapa a cambio los de calcio y magnesio, ablandando de esta forma el agua.

Cuando llevamos muchos ciclos, la resina se satura y pierde efectividad, por lo que hay que regenerarla volviendo a pasar otro ciclo de agua con sal para que, en un proceso inverso, la resina se desprenda de los iones de calcio y magnesio y vuelva a atrapar los de sodio para estar en disposición nuevamente de ablandar el agua.