Tres usos de la sal marina para la limpieza doméstica que posiblemente no conocías

Como comentábamos en una nota de prensa reciente con motivo de nuestro primer aniversario de la que se hicieron eco varios medios, “la sal es una gran desconocida y muy poca gente sabe que es un producto que está presente en casi todo lo que nos rodea. Su uso siempre se ha asociado a la cocina y a la conservación de alimentos, pero hay muchos sectores que no existirían tal y como los conocemos sin nuestra sal”.

No podemos decir, por ejemplo, que el sector de la limpieza y las labores domésticas no existiría sin la sal, pero sí que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que en este ámbito se demuestra también el gran desconocimiento que existe de la sal y de sus potenciales usos. Por eso, en el post de hoy, hemos querido recopilar tres usos de la sal marina para la limpieza y el bienestar doméstico que muy posiblemente desconocíais.

Eliminar la humedad

Entre las características de la sal marina se encuentra su poder higroscópico. ¿Y esto qué significa?, os preguntaréis. Pues bien, esto significa que la sal marina, gracias a su contenido en magnesio, es una sustancia con capacidad para atraer el agua y, por tanto, absorber la humedad del medio. Por eso, entre otras razones, se utiliza frecuentemente en los procesos de secado de alimentos. Y también por ello es un producto barato, accesible y eficiente para eliminar la humedad de los armarios. Basta con llenar de sal uno o varios tarros (dependiendo del tamaño del armario) con la tapa perforada para que la sal pueda realizar su función. Que ésta se oscurezca es un aviso a navegantes para su renovación.

Limpiar el horno

Hoy en día en los supermercados y droguerías se venden un sinfín de productos de limpieza para eliminar la grasa incrustada en los hornos. Puede que sean tan efectivos como la sal marina, pero desde luego ninguno será tan barato, natural y ecológico. Para manchas recientes y poco difíciles, basta con humedecer un poco de sal marina y frotar ésta sobre las manchas con un trapo. En el caso de la grasa más incrustada, otra buena solución pasa por crear una pasta a través de la mezcla de una taza de sal marina, una taza de agua y otra de bicarbonato sódico. El producto resultante de la mezcla tiene un enorme poder abrasivo, así que si lo aplicamos sobre las manchas de grasa y lo dejamos actuar durante 30-60 minutos, luego conseguiremos quitar la suciedad con suma facilidad retirando la pasta con un trapo húmedo.

Limpiar la plancha

No es extraño que a causa de despistes o por el propio uso, la superficie metálica de la plancha se queme y presente manchas negras que, si no estamos atentos, pueden manchar también nuestra ropa cuando procedemos a su planchado. Eliminar estos restos quemados de la superficie y dejar la plancha como nueva es posible con sal marina. ¿Cómo? Muy fácil. Basta con coger una tabla de cocina grande y extender sobre ella un trapo o varios trozos de papel de cocina hasta cubrir toda su superficie. Sobre el trapo o los papeles esparciremos sal marina fina. Una vez hecho esto, pondremos la plancha en marcha y cuando esté caliente la frotaremos con energía sobre la sal marina, haciendo presión hacia abajo. En el caso de manchas muy difíciles, podemos repetir el proceso tantas veces como sea necesario hasta conseguir que la superficie de la plancha quede como nueva.


*En el caso de los usos 2 y 3, desde Salimar os recomendamos cumplir siempre las recomendaciones de uso de los fabricantes de los electrodomésticos y probar a limpiar en primera instancia un pequeño trozo de las superficies manchadas antes de la aplicación de la sal marina en todo el electrodoméstico. Esta recomendación se debe a que la sal tiene propiedades corrosivas y abrasivas, por lo que es importante usarla con precaución en las superficies metálicas.