Salinas marinas: un entorno único para las aves migratorias

El 9 de mayo se celebra el Día Mundial de las Aves Migratorias, una efeméride que desde el año 2006 coordina dos veces al año (el segundo sábado de mayo y el segundo sábado de octubre) ONU Enviroment con el objetivo de inspirar la conservación de las aves migratorias y sus hábitats en todo el mundo​.

Cada año la efeméride se celebra bajo un lema que en este 2020 ha sido «Las aves conectan nuestro mundo», un eslogan que pretende destacar la importancia que reviste conservar y restaurar la conectividad ecológica y la integridad de los ecosistemas que apoyan los ciclos naturales y que son esenciales para la supervivencia y bienestar de las aves migratorias.  El lema también sirve para subrayar otro hecho: que las aves migratorias forman parte de nuestro patrimonio natural compartido, y que dependen de una red de sitios distribuidos a lo largo de sus rutas migratorias para la cría, la alimentación, el descanso y la hibernación.

Las salinas marinas como reservorios de las aves migratorias

En las salinas marinas sabemos mucho de la importancia de conservar ecosistemas y de apoyar los ciclos naturales esenciales para la vida de numerosas especies. No en vano, la producción de sal marina es un ejemplo paradigmático de cómo una industria se puede desarrollar en perfecta simbiosis con la naturaleza, promoviendo la creación y preservación de ecosistemas ricos en flora y fauna.

Además, la localización geográfica de la mayoría de salinas marítimas coincide con rutas migratorias de aves que encuentran en los parajes de las salinas un hábitat inigualable para resistir a los duros inviernos de otras latitudes y así poder reproducirse, alimentarse y descansar.

Un ejemplo paradigmático son los flamencos, una de las aves más icónicas que se pueden observar de cerca en las salinas marinas y, por supuesto, uno de los objetivos habituales de los flashes fotográficos. Los flamencos han desarrollado un conjunto de adaptaciones fisiológicas y anatómicas que les permiten explorar con mucho éxito los hábitats de las salinas sin encontrar apenas competencia, de ahí que hayan hecho estos espacios muy suyos. Algunas colonias, incluso, se han convertido en estables pausando por periodos largos de tiempo sus migraciones.

Pero no son las únicas especies de aves que migran hasta nuestros parajes. Ni mucho menos. Éstas se cuentan por decenas, lo que supone un espectáculo único para cualquier amante de la avifauna, que puede disfrutar en un mismo espacio de un ecosistema riquísimo en aves. Ejemplo de ellas son, entre muchas otras, las diferentes especies de garzas, gaviotas, cormoranes, cigüeñelas, avocetas, chorlitejos, correlimos o somormujos, que conviven durante varios meses al año en perfecta simbiosis con nuestro trabajo salinero.