Pescados a la sal, un sencillo clásico para triunfar en cenas y comidas navideñas

Hay pocos platos más sencillos de ejecutar, y más limpios, resultones y deliciosos que los pescados a la sal. Así que si esta Navidad tienes invitados en casa y te quieres asegurar el éxito, una lubina o una dorada a la sal son apuesta segura. Y es que, ¿a quién no le gusta una dorada a la sal? Hasta quienes tienen sus reticencias con el pescado se rinden a la jugosidad y a la explosión incomparable de sabor de un pescado hecho a la sal. A sal marina, naturalmente.

Cómo preparar dorada o lubina a la sal

La dorada y la lubina son los pescados utilizados tradicionalmente para hacer en el horno a la sal, pero nos serviría también cualquier otro pescado blanco similar a estos.

¿Qué necesitamos?

Muy pocas cosas. Un par de doradas de 500-600 gramos cada una o una lubina de 1,2-1,5 kilos que podemos pedir directamente en la pescadería preparadas para hacer a la sal. Un par de kilos de sal marina gruesa especial para hornear y una clara de huevo.

¿Cómo lo preparamos?

Mientras vamos precalentando el horno, lo primero es preparar la sal marina especial para hornear, preferiblemente que esta sea húmeda. En caso contrario, sería conveniente humedecerla un poco añadiendo unas gotas de agua o una clara de huevo bien batida y removiendo bien la mezcla. Esto facilita mucho la manejabilidad de la sal marina y permite que ésta se quede posteriormente mejor adherida a la piel del pescado.

Hecho esto, en una bandeja de horno prepararemos una cama con la sal marina para depositar encima el pescado. Luego cubrimos el pescado por encima, dejando al aire la cola (esto luego es importante) y apretando bien para que la sal quede como una masa compacta. Y listo. Ya no hay más que introducir la bandeja en el horno y esperar entre 25 y 30 minutos, dependiendo del peso de las doradas o de la lubina que hayamos utilizado.

En este punto vuelve a entrar en juego la cola. Ya os dijimos que era importante. Como el pescado está cubierto por una costra de sal marina es imposible conocer su estado de cocción. La cola nos dará la pista. Si tiramos de ella y se desprende con facilitad, el pescado ya está listo para salir del horno.

Ahora toca retirar la capa de sal, una tarea en la que nos puede ayudar mucho otro truco que hay que llevar a cabo en el momento en el que cubrimos el pescado con la sal. Es ahí, cuando tenemos el pescado cubierto, cuando podemos trazar con un cuchillo una hendidura en la sal que recorra toda la silueta del pescado. Esto facilitará enormemente la retirada posterior de la sal, ya que se quitará en una sola pieza, como si estuviésemos retirando un caparazón.

Ya solo queda servir y disfrutar.

Beneficios de cocinar a la sal

Los beneficios de cocinar a la sal son muchos, pero podríamos sintetizarlos en estos cuatro:

  1. Platos jugosos y sabrosos: Los pescados a la sal se cuecen en su propio jugo, por lo que adquieren una textura y un sabor inigualables. ¿El resultado? Unos platos escandalosamente jugosos y sabrosos que son un regalo para los paladares más exquisitos.

 

  1. El punto de sal justo: Entendemos que muchos piensen que, al cubrir todo un pescado de sal, éste quedará necesariamente salado. Nada más lejos de la realidad: los alimentos sólo absorben la sal marina justa. Ni más, ni menos.

 

  1. Cocina saludable: Como hemos comentado, los alimentos sólo absorben la sal marina justa. ¿Y qué pasa con el resto de la sal?, os preguntaréis. Pues el resto de la sal marina lo que hace es absorber todas las grasas del alimento, lo que da lugar a platos muy ligeros y sanos.

 

  1. Cocina para dummies: No hay método de cocinado más sencillo que este. Cualquiera, hasta la persona más inepta ante unos fogones, puede encender el horno, poner una durada en una bandeja, cubrirla con sal marina especial para hornear y esperar 30 minutos a que esté lista ser devorada.