“La mecanización y el avance de las tecnologías han ayudado a que la mujer se pueda incorporar poco a poco al trabajo salinero”

Lidia Aldeguer es responsable de Calidad en Bras del Port, una de las empresas salineras que forman parte de Salimar. Explica que cuando empezó a trabajar en el sector, hace ahora un cuarto de siglo, la presencia femenina era escasa.  “Tradicionalmente el trabajo salinero ha tenido una carga física importante. Tanto las labores de cosecha como incluso el envasado eran prácticamente manuales y estos trabajos siempre han estado relacionados con el hombre”, argumenta. Hoy, sin embargo, la presencia de mujeres es cada vez mayor, tanto en departamentos técnicos, administrativos y/o de investigación, como en las plantas de envasado. Ella se siente una afortunada: “Siempre digo que es una suerte poder trabajar en una empresa con un entorno como el de unas salinas marítimas. Es trabajar en la naturaleza”.

¿Han cambiado mucho las normativas vigentes y los estándares en calidad en el mercado de la sal en los últimos años? ¿Cuáles han sido los cambios principales?

La sal tiene más de 14.000 usos distintos, aunque el más conocido por todos es como alimento. En este ámbito, en España la reglamentación técnica para la sal alimentaria es del año 1983. Aunque ha habido pequeñas modificaciones desde entonces, básicamente los criterios no han variado a lo largo de estos años. Otros países como Francia y Portugal también tienen leyes específicas para la sal, pero en cada una de ellas los requisitos que se fijan son distintos. Además  hay que tener en cuenta que no existe una normativa europea sobre la sal como sí la hay para otros productos de alimentación.

Además, en los últimos años las necesidades y expectativas de los consumidores han evolucionado considerablemente. Ante esta situación, creo que sería prioritario que se estableciera una legislación europea para la sal alimentaria que sirviera para definir los distintos tipos de sal y  que unificara criterios teniendo en cuenta tanto la situación actual de los mercados como los nuevos requisitos en materia de medio ambiente, calidad y seguridad alimentaria de los consumidores. Por ejemplo, actualmente la Comisión Europea está trabajando en la redacción de las normas para la producción de sal ecológica que pueden contribuir a poner en valor la producción de sal marina como una actividad sostenible y que contribuye a la generación de biodiversidad.

¿Cuál es tu papel como responsable de calidad del producto en Bras del Port?

Asegurar a nuestros clientes que los productos que consumen no sólo cumplen con los requisitos legales relacionados con la calidad y seguridad alimentaria, sino también con sus necesidades. En materia de calidad y seguridad alimentaria, es necesario establecer planes de control que se ajusten a las características de nuestra actividad, estableciendo controles no sólo al final del proceso, sino también durante cada una de las etapas intermedias. Pero, además, una de las partes más importantes de mi trabajo es conocer cada uno de los usos que nuestros clientes dan a nuestros productos para saber de qué manera podemos asesorarles técnicamente en sus procesos. Tenemos que poder recomendar la mejor sal para cada uso.

Como responsable de calidad, uno te imagina con bata blanca y en un laboratorio, pero este trabajo, en un producto como la sal, ¿requiere de un contacto más o menos directo con las salinas y el entorno en el que se produce la sal?

Depende mucho de la época del año. Durante la época de la cosecha, las horas en el laboratorio realizando el seguimiento de las distintas balsas son mayores que en otras épocas.  También hay meses en los que las auditorías hacen que pase más horas de las que me gustarían en el despacho. Pero siempre digo que es una suerte poder trabajar en una empresa con un entorno como el de unas salinas marítimas. Es trabajar en la naturaleza.

Cuando uno busca imágenes antiguas del trabajo en las salinas (incluso no tan antiguas), en las fotografías siempre suelen salir hombres. El trabajo salinero, ¿ha sido tradicionalmente un trabajo de hombres?

Hay que reconocer que tradicionalmente el trabajo salinero ha tenido una carga de trabajo física importante. Tanto las labores de cosecha como incluso el envasado eran prácticamente manuales  y estos trabajos siempre han estado relacionados con el hombre.  Aunque la mecanización y el avance de las tecnologías están ayudando a que, poco a poco, la mujer se pueda incorporar a este sector.

¿Tienes la sensación de que cada vez más mujeres (como tú) están rompiendo esa barrera y sumándose al trabajo salinero?

Cuando yo empecé, hace casi 25 años, éramos pocas las mujeres que trabajábamos en este sector.  Actualmente nuestra presencia es cada vez mayor, tanto en departamentos técnicos, administrativos y/o de investigación, como en las plantas de envasado. Al final no creo que se trate de romper barreras, sino de unir esfuerzos para poder desarrollarnos en función de nuestras capacidades, independientemente de nuestro sexo.