Echar sal marina a la escoba, el eficaz truco de las abuelas a la hora de barrer y de mantener en buen estado la escoba

No es extraño, en materia de salud a nivel de andar por casa, recorrer al cliché infalible del “remedio de la abuela” para hacer frente a síntomas leves de resfriados como la tos o el dolor de garganta. Pero esa idea del “remedio de la abuela” va más allá de la salud y también se puede aplicar a nivel de limpieza doméstica. Al fin y al cabo, las abuelas conocen un sinfín de trucos de limpieza que utilizaban con eficacia antes de que el mercado se inundase de productos comerciales. El ejemplo claro de esto último es el truco que hoy os traemos a nuestro blog para aumentar el poder limpiador de nuestra escoba.

Y es que la sal marina, como ya ha quedado más que demostrado en este blog, además de ser útil en la cocina, también lo es para múltiples facetas de la limpieza del hogar por su potencial para eliminar gérmenes y bacterias. A ese potencial, precisamente, le podemos sacar mucho partido con nuestra escoba.

Para ello, basta con poner un poco de sal marina en las cerdas de la escoba cuando vayamos a barrer. Bueno, no solo sal marina. Se trata de crear una mezcla con vinagre, agua y sal y mezclar bien los tres ingredientes en un cubo limpio. ¿Lo tienes? Pues ahora solo tienes que sumergir la escoba y dejarla unos minutos en la solución para que se impregne de ella. Cuando esté bien impregnada, empieza a barrer y verás lo bien sale toda la suciedad. Después solo tienes que la fregar para quitar los restos de la mezcla y tener un suelo reluciente y extra limpio e higienizado.

Sal (también) para el mantenimiento de la escoba

La relación entre la sal marina y las escobas va todavía más lejos, ya que nuestro oro blanco también nos puede ayudar a un correcto mantenimiento de este imprescindible instrumento de limpieza. Este truco te servirá para recuperar para la causa escobas con las cerdas del cepillo deterioradas, pero lo mejor es que lo realices de vez en cuando para mantener siempre a tu escoba en buen estado.

Para llevarlo a cabo lo primero que tienes que hacer es llenar un cubo con agua del grifo lo más caliente posible. A continuación, añade al agua aproximadamente media taza de sal e introduce la escoba dentro del cubo, haciendo pequeños movimientos con la escoba para que la sal se impregne, haga su trabajo, y la suciedad se despegue. Mantén la escoba dentro del cubo, dejándola en reposo, durante al menos otros 30-60 minutos. Por último, ponla a secar para conseguir el mejor resultado posible. ¿Alucinado con cómo las cerdas recuperan su rigidez y firmeza? No es magia, es sal marina. Naturalmente.