Cinco motivos por los que la electrolisis salina está ganando la partida al cloro en el mantenimiento de piscinas

En las últimas semanas hemos ido viendo en los medios de comunicación varias noticias que se hacen eco del auge de la electrolisis salina para el mantenimiento de las piscinas. Y no nos extraña, porque esta tecnología gana cada año más y más terreno y cuota de mercado frente al cloro químico.

Pero, ¿sabéis en qué consiste la electrolisis salina?

Las piscinas de agua salada utilizan para su desinfección cloradores salinos integrados en sus sistemas de filtrado que generan cloro activo a partir de niveles muy bajos de sal en contacto con el agua, sin productos químicos, mediante un proceso de electrólisis. El resultado es un cloro inodoro e incoloro caracterizado por ser un potente desinfectante capaz de destruir cualquier microorganismo existente en el agua de las piscinas.

Concretamente, para llevar a cabo este proceso, basta con echar una pequeña cantidad de sal marina (entre 4 y 6 gramos por litro de agua de la piscina, una concentración muy inferior a la salinidad del mar e incluso inferior a la de la lágrima humana o de las soluciones fisiológicas). Esta sal pasa por unos electrodos previamente instalados en las tuberías de retorno del sistema de depuración de la piscina, que la convierten en cloro activo. Lo interesante del proceso es que es totalmente circular. Es decir, que este agente desinfectante se transforma nuevamente en sal, de forma que el ciclo se renueva constantemente.

Cinco ventajas de la electrolisis salina frente al cloro tradicional

Ya hemos dejado entrever algunas de las ventajas de la electrolisis salina en la explicación que hemos hecho de su funcionamiento, pero a continuación os enumeramos con detalle los cinco motivos por los que la electrolisis salina está ganando la partida al cloro en el mantenimiento de piscinas

  1. Ahorro económico: Lo primero que va a notar el particular o la comunidad de propietarios al cambiar el cloro comercial por la electrólisis salina es un importante ahorro económico. Es cierto que la implantación de este sistema de desinfección del agua requiere una inversión inicial superior. Una vez amortizada esta inversión, el mantenimiento resulta más económico ya que la sal marina apta para electrólisis tiene un coste inferior al cloro y el consumo eléctrico de los equipos es mínimo.
  2. Sencillez del sistema: El mantenimiento de un sistema de electrólisis salina es muy sencillo, ya que hablamos de un sistema de funcionamiento semi-automático que garantiza constantemente la buena calidad sanitaria del agua sin necesidad de invertir muchas horas de trabajo.
  3. Seguridad: Apostar por la electrólisis salina evita la manipulación de productos químicos (cloro y otros aditivos) y su almacenaje con el consiguiente riesgo de incendio o explosión.
  4. Salud y bienestar: Las ventajas de la electrocloración también repercuten a nivel de salud y de bienestar. Por un lado, el agua de las piscinas con este sistema de desinfección es más suave y ligera, sin el fuerte y característico olor a cloro. Por otro, la citada suavidad y ligereza, unida a la baja concentración salina (muy inferior a la salinidad del mar), también se traduce en menos trastornos en la piel, en los ojos y en las mucosas respecto a los producidos por el cloro.
  5. Piensa en verde: En estos tiempos marcados por el cambio climático en los que palabras como “sostenibilidad” o “ecología” se han convertido en el pan nuestro de cada día, no podíamos dejar de citar las ventajas que la electrólisis salina tiene para el medio ambiente. No en vano, se trata de un sistema de desinfección mucho más sostenible y que incluso podríamos tildar de netamente ecológico. Tanto es así, que el funcionamiento de la electrólisis salina parte del uso de dos elementos totalmente naturales (agua y sal marina), que gracias a la electricidad (el consumo energético es mínimo) se reciclan constantemente en un circuito cerrado y totalmente respetuoso con la naturaleza.